miércoles, 9 de mayo de 2007
¿Quien estaba de vuelta de si mismo, de la soledad absoluta que representa no contar siquiera con la compañia propia, tener que meterse en el cine o en el prostibulo o en la casa de los amigos o en una profesion absorbente o en el matrimonio para estar por lo menos solo-entre-los-demas? Asi, paradojicamente, el colmo de soledad conducia al colmo de gregarismo, a la agran ilusion de la compañia ajena, al hombre solo en la sala de los espejos y los ecos. Pero gentes como el y tantos otros, que se aceptaban a si mismos (o que se rechazaban pero concientemente de cerca) entraban en la peor paradoja, al estar quizas al borde de la otredad y no poder fanquearlo. La verdadera ortedad hecha de delicados contactos, de maravillosos ajustes con el mundo, no podia cumplirse desde un solo termino, la mano tendida debia rsesponder otra mano desde afuera, desde lo otro.
Julio cortazar para empezar
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