jueves, 10 de mayo de 2007


Me quedo pensando en todas las hojas que no vere yo,
la juntadora de hojas secas, en tantas cosas que habra
en el aire y que no ven estos ojos, pobres murcielagos
de novelas y cines y flores disecadas. Por todos lados
habra lamparas, habra hojas que no vere. Y asi, pienso
en esos estados exepcionales en que por un instante se
adivinan las hojas y las lamparas invisibles, se las siente
en un aire que esta fuera del espacio. Es decir (lo malo es
eso, decirlo) una aptitud instantanea para salirme, para de
pronto desde afuera aprenderme, o de adentro pero en otro
plano como si yo fuera alguien que me esta mirando (mejor
todavia- porque en realidad no me veo- como si fuera
alguien que me esta viviendo) . No dura nada, dos pasos
en la calle, el tiempo de respirar profundamente; y en
ese instante se lo que soy porque estoy exactamente
sabiendo lo que no soy ( eso que ignore luego absolutamente)
pero no hay palabras para una materia entre palabra y
vision pura, como un bloque de envidencia. Imposible
objetivar, precisar esa defectividad que aprendi en el
instante y que era clara ausencia o claro error o clara
insuficiencia pero sin saber de que, que.

Otra manera de tratar de decirlo: cuando es eso,
ya no estoy mirando hacia el mundo, de mi a lo otro,
sino que por un segundo soy el mundo, el plano de afuera,
lo demas mirandome. Me veo como pueden verme los otros.
Es inapreciable: por eso dura apenas. Mido mi defectividad,
advierto todo lo que por ausencia o defecto no nos vemos nunca.
Veo lo que no soy.

Y ya no hay nada que hacer,
uno es favorito de esto o de aquello.
En esa forma el tipo va viviendo bastante convencido
de que no se le escapa nada interesante, hasta que un
instantaneo corrimiento a un costado le muestra por un segundo,
sin por desgracia darle tiempo a saber que, le muestra
su parcelado ser, sus seudopodos irregulares, la sospecha
de que mas alla, donde ahora veo el aire limpio, me espero
inutilmente.


Julio cortazar

Introducirme en mi pasado exsquicito sería
como volver a la mejor parte de un libro
a la escena preferida de una película que se ganó los
mil y un oscars.
Provocaría cortocircuitos en mi persona, en mis relaciones
y experimentaría con mis fuerzas nuevas.
Y también me daría el lujo de observar el teleteatro:
Mi cuerpo en todo su pasado dando saltos y golpes
¡Me reiria tanto de mi misma!..de ciertas ingenuidades,
de ciertos complejos, de ciertos pensamientos.
Y así también me acercaría y me ofrecería una copa de ron o
tequila o alguna sustancia de algún bar mediocre famoso
donde yo vivía borracha de felicidad ciega.
Y si tubiera el poder de colapzar toda mi vida en un
instante le sonreiría a aquel conocido como si hubiese sido
mi mascota preferida y luego
tomaría una hoja del árbol y la cortaría en mil pedazos
mientras marcho hacia la calle Vélez Sarfiel en busca
de alguna vereda comoda donde sentarme, de alguna visita
interesante donde poder sacar algun recuerdo.
¿Pero que más necesito hoy que una dosis de pastillas blancas,
un sweater viejo y unas medias?
Volveré a mi vida real y saldre a caminar, a pintar todas las mañanas
y a buscar cosas inexistentes en la gente, recordando cada frase
como si fuese un trapo viejo de una cocina rota.
Experimentando el sabor de este maldito presente.