jueves, 17 de mayo de 2007



Cuando abro mis ojos y logro

ver las sobras de un paraiso de simples

sueños, casi siempre suelo caer

sobre mi misma y entender por fin

algo de toda esta realidad inentendible.

Despierto con la esperanza de quizás volver

a lo otro, a eso que eras antes de despertar

y que todavía flota, todavía está en mi,

en vos mismo, pero emieza a irse...

Entre tanta lagaña pegada, tanta saliva,

tanto pelo despeinado logro enfriar mi cara

y mirarme al espejo. En ese instante

observo que todo se ha olvidado, mi sueño

desapareció en una gota de agua que se

sumerguió entre tanto lavatorio.

Y ya no logro ser la misma por unos minutos.

Me siento y suelo pensar: "que era lo que

había imaginado precisamente?",

"que sueño fué el que esta noche me hizo libre?"

Y no logro entender como tanta libertad,

en un abrir y cerrar de ojos, se me ha

escapado.


Aparecen demasiados detalles provenientes
de tanta simpleza.
Puedo sentir el olor del recuerdo,
cierro los ojos y el mundo se apagó
cuantas veces me he desmayado ya?
creo que unas necesarias para darme cuenta
de que vengo comiendo poco pero tragando mucho,
voy pensando de más, caminando de más, durmiendo de más
mi vida esta absolutamente sobre pasada,
saturada en colores mezclados..
y hoy puedo ver una mujer que desde que nació
cuenta los latidos de su corazón y no le alcanzan
los números, a un sonámbulo que se levanta de noche
a deshacer las cosas que hizo despierto, un jamaiquino
que no puede dormir porque le atormenta el ruido de
las estrellas, y muchos otros de menor gravedad.