martes, 15 de mayo de 2007


Aún no llego a escribir exactamente

como es que he terminado donde estoy.

Tan solo suena una canción en mi cabeza

que ayer dormí escuchandola, y pienso:

"quererme es un trabajo bastante malo"

y me rio un poco también, pero esta casa

es grande y no entra ni la mitad de uno y

ya ni se como vomitar esta basura de cambio.

Creo que el hecho de comenzar a vivir en un

lugar que no esta ligado a ningun recuerdo,

que directamente no me pertenece, pero va a

tener que pertenecerme, hace que retumbe todo

el tiempo en eso que era que nunca fuí.

No entiendo porque me siento tan perdida

si estoy donde siempre debí estar.

Dos años pasaron de aquel dia que juré

que no volveria a pisar semejante dolor.

Y, es loco pensarlo, pero estoy viviendo

mejor en la casa del enemigo que en mi

propio cielo.

El miedo es mi mejor amigo, y no ayuda a dormir

por las noches, hoy simplemente soy un cuerpo mas

y no podría abrir los ojos y mirar fijo a alguien

jurandole que estoy siendo feliz y menos que menos

juraría que es mi peor momento. Entre tanto

recuerdo algo que siempre tube en claro:

"siempre viviré a mitad de camino,

entre el cielo y la tierra".







Y al final nunca sé como empezar

a decir a gritos que necesito más que respirar,

que necesito escapar

del purgatorio de sobrevivir.

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